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domingo, 18 de diciembre de 2016

Discos del 2016 (III)

50. Tindersticks. The waiting room.

The Waiting Room

A la hora de valorar un nuevo disco de Tindersticks es complicado decidir dónde ponemos el listón. Porque si lo comparamos con sus tres primeros discos de 1993, 1995 y 1997 -obras maestras que han creado un género y han influenciado a montones de grupos desde esos años-, el resultado siempre será decepcionante.
Debemos quedarnos entonces con el concepto de Tindersticks como el grupo de soul blanco elegante  y melancólico, de exquisita instrumentación y atmósfera cinematográfica en el que se han ido convirtiendo desde el lanzamiento en 1999 de su cuarto disco Simple Pleasure. Y, bajo esos parámetros, este The Waiting room -su décimo disco de estudio-, cumple con todas las expectativas de un nuevo disco de Tindersticks. Personalmente me parece mejor que los anteriores The something rain (2012), Falling down a mountain (2010) y The hungry saw (2008). Pero, a pesar de todo lo escrito hasta aquí, no puedo evitar acordarme de canciones como City Sickness, Patchwork, The Not Knowing, Tiny Tears, Travelling light, Mistakes, Another night in, Rented Rooms, Dancing, Let's pretend, Buried bones..., y acabar, como con cada nuevo disco de Tindersticks, ligeramente decepcionado.
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49. Mogwai. Atomic.

Atomic

Seis números por encima en esta misma lista, al reseñar el disco de Explosions in the sky, hablábamos del post-rock instrumental y de lo difícil que era a estas alturas aportar cosas interesantes y emocionar realizando este tipo de música. Mogwai son la excepción a todo esto, y están muy por encima de la etiqueta y el estilo que desarrollan. Porque, como siempre utilizando instrumentos básicos del rock y sin melodías vocales, pueden ser tan hard-rock como la banda de metal más de moda, tan electrónicos y rítmicos como Kraftwerk, tan noise como My Bloody Valentine y tan emocionantes como el que más. Y son únicos a la hora de poner sonido a documentales como este Atomic de la BBC, sobre el desarrollo e impacto de la energía atómica en nuestras vidas.
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48. Michael Kiwanuka. Love and hate.

Love & Hate

Soul y R&B en el siglo XXI. El segundo disco de Michael Kiwanuka lo tiene todo para vender cientos de miles de discos (si todavía quedamos tantos que compremos discos)  y optar a todos los premios musicales en su país (Gran Bretaña). Una producción a lo grande, arreglos al detalle, coros celestiales, una voz que te lleva de Curtis Mayfield a Otis Redding, y un puñado de hits que te enganchan a la primera. Un disco para recomendar a cualquiera que le guste mínimamente la música.
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47. Silvia Pérez Cruz. Domus.




















Silvia Pérez Cruz es una de las mejores voces de la música española actual, y una de las propuestas más interesantes, atreviéndose en sus discos con todo tipo de estilos. Este Domus es la banda sonora de la película Cerca de tu casa, drama social centrado en los desahucios en la que ella interpreta el papel protagonista. Debido a su carácter de banda sonora, donde las canciones están subordinadas a la imagen, y a esa disparidad de estilos, el resultado final es un tanto irregular; pero solo escuchar la maravillosa canción que abre el disco, ese alegato de justicia social que es No hay tanto pan, vale para encumbrar esta obra. Para salir a la calle y gritarlo muy fuerte. 

46. Devendra Banhart. Ape in Pink Marble.

Ape in Pink Marble

Devendra Banhart sigue haciendo la música que le da la gana, pasando olímpicamente de la etiqueta de líder del "freak folk" que le pusieron allá por el 2004, coincidiendo con la aparición de gente difícilmente clasificable como Joanna Newsom, Vetiver, Fleet Foxes e incluso Sufjan Stevens. Pero con cada nuevo disco Devendra ha ido demostrando su carácter único en el panorama musical, su amor por la música de los 70 y los ritmos caribeños y tropicales y, sobre todo, su personalidad para hacer reconocible cualquier tema sea del estilo que sea. Porque, a día de hoy, Devendra Banhart sólo suena a Devendra Banhart.
Este Ape in pink marble es más introspectivo, menos "tropical" que los anteriores, con menos instrumentación y con un predominio de los teclados y sintetizadores en algunos temas (incluso a veces parece Devendra Banhart goes disco). Este Ape in pink marble es tan bueno como los anteriores.
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