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domingo, 18 de diciembre de 2016

Discos del 2016 (II)

55. Savages. Adore life.

Adore Life

En el segundo disco de Savages se puede cortar la tensión con un cuchillo. Rock seco y directo -lo llaman post-punk-, con una línea de bajo de demolición y guitarras afiladas hirientes. Uno de los mejores discos de rock de este 2016, con todo merecimiento debe aparecer en las diferentes listas de lo mejor del año en los medios especializados.
Al ser un grupo de mujeres todos hablarán de PJ Harvey -cierto que algunos temas y sobre todo la actitud recuerdan a los primeros discos de ésta-, pero Savages juegan hoy más bien en la liga de gente bruta tipo Swans y compañía. En directo deben de impresionar.
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54. Explosions in the Sky. The Wilderness.

The  Wilderness

Las canciones de largos desarrollos en las que van apareciendo poco a poco capas de guitarras y que suben y suben y suben hasta llegar al climax final son ya un clásico en el mundo cerrado del post-rock. Así empezaron Mogwai en sus inicios, y, con la variante de añadir a las guitarras instrumentos clásicos (violín, etc), se hicieron un nombre en el panorama hace 15 años Godspeed You Black Emperor. Hoy en día, el gran especialista en ese tipo de temas "in-crescendo" es la banda de Texas Explosions in the Sky, quedando como una de las pocas grandes bandas de post-rock instrumental capaces de aportar cosas interesantes y de emocionar -con permiso de Mogwai por supuesto-. Y eso consiguen en este su primer disco en 5 años que no es para una banda sonora.  Y, sí, efectivamente, el espíritu de los primeros discos de Tortoise recorre muchos tramos del disco.
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53. Pinegrove. Cardinal.

Cardinal

¿Quién no ha tenido 20 años y no entendía nada? ¿Quién no ha buscado refugio en la música y ha identificado canciones y letras con SU vida? Ya desde R.E.M. en los ochenta, grupos indies de imberbes universitarios han puesto patas arriba nuestro catálogo emocional, con canciones simples y directas pero que nos atrapaban y eran parte de nuestra vida, de una época de nuestra vida. A mí Pinegrove me cogen mayor  para golpearme tan fuerte, pero con ellos mi corazoncito indie universitario me late un poco más rápido, y ese estado de melancolía tan conocido me invade de nuevo al escuchar la mayoría de las 8 canciones de Cardinal.
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52. Conor Oberst. Ruminations.

Ruminations

Prolífico y cambiante como para que sigamos pensando que pretende ser el nuevo Dylan, tras volver al punk cabreado y a la canción protesta política con su otra banda Desaparecidos el año pasado, Conor Oberst entrega ahora un trabajo en solitario desnudo diametralmente opuesto al anterior. Aquí no hay política, ni furia, ni velocidad ni electricidad. Ni siquiera tiene que ver con sus discos como Bright eyes ni con las canciones del magnífico Upside-down mountain que publicó también con su propio nombre del 2014. Son canciones íntimas, desnudas, al piano y/o guitarra acústica, su voz y poco más, a veces una armónica. Los diez temas van fluyendo despacio, sin prisas, seguramente no te van a volver loco ni van a ser tus canciones favoritas, pero sí es un disco que calienta, da paz, tranquilidad y conmueve. Porque Conor Oberst no es ni será Bob Dylan, pero a estas alturas es ya un grande capaz de emocionar con solo un piano y una armónica.
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51. M Craft. Blood moon. 

Blood Moon

Escuchar este Blood Moon de M Craft de noche en solitario puede ser una experiencia sobrecogedora. Porque es un disco nocturno, de una extraña belleza, que te sumerge en esa atmósfera tranquila pero inquietante que recorre todos los temas, esas melodías acunadas por el piano, esa tensión de fondo apenas perceptible. Trasmite esa falsa sensación de paz y tranquilidad donde la oscuridad no te deja ver lo que acecha detrás. Y es uno de los discos más bonitos del año.
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