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lunes, 28 de diciembre de 2015

Discos del 2015 (VI)

25. Unlikely Friends. Solid gold cowboys.


Seguramente no conozcas a Unlikely Friends, y seguramente a ellos les dé igual, porque estos tres músicos veteranos del indie rock de Seattle no se han juntado para ser famosos, sino para pasarlo bien tocando música que les guste, y qué música.

Hacía tiempo que no me encontraba tal colección de hits en el primer disco de un grupo desconocido, y qué hits. Coge la parte divertida de The La's, de los Pixies, de Urusei Yatsura, de Sebadoh, de quien conozcas que te haya hecho pasártelo bien con música de guitarras. Seguramente no conozcas a Unlikely Friends, así que hazte un favor y descúbrelos. Su peso en oro.

24. Will Johnson. Swan City Vampires.


El talento, la creatividad y la capacidad de trabajo de Will Johnson le han hecho capaz de mantener una prolífica carrera ya sea a los mandos de Centro-matic, South San Gabriel o en solitario. Tirando de discografía, me salen la friolera de once discos con Centro-matic, cuatro como South San Gabriel y cinco en solitario. 20 discos en 16 años, sin contar las colaboraciones con otras bandas. Y en cada uno de esas grabaciones ha sabido mantener la intensidad, ya sea en su variante más rock -Centro-matic-, más intimista y arreglada -South San Gabriel- o más desnuda -sus discos en solitario-. Son una de mis bandas favoritas, y me han dado tanto desde que los descubrí casi por casualidad con el Navigational en 1999, que mi opinión sobre cada uno de sus discos es completamente sesgada y parcial, ¿aunque no lo es cualquier crítica por mucho que pretendamos objetividad? Así que sólo puedo decir que Swan city vampires es un gran disco, que mantiene la calidad de todo lo que hace Will Johnson, en esta ocasión menos desnudo de lo que suelen ser sus trabajos en solitario, que Paradise, basically es Low mejor que Low, que Call, call, call Thug life pt.2 podían aparecer en los discos de Centro-matic, que Nameless, but a lover, Pulleys y The Watchman en los de South San Gabriel, y que fue una putada perdérmelo en concierto el otro día.

23. Natalie Prass. Natalie Prass.


El debut de Natalie Prass es impecable. No se le puede poner ni un solo pero a esta obra de libro de soul sureño femenino clásico con arreglos y banda, producido por Matthew E. White y perpetrado por sus compinches habituales de su sello Spacebomb -la banda, la sección de vientos, de cuerdas-. Hasta el arpa en Christy está donde tiene que estar. No sobra ni falta nada, todo perfecto, y si lo escuchas con auriculares descubrirás cada detalle oculto tras cada nota y arreglo. El único pero es que es todo tan perfecto, tan bien hecho, tan irreal, que puede parecer artificial. Pero, bueno, también somos capaces de ir al cine o leer un libro y disfutar y reconocer que son obras maestras sabiendo que nada de lo que ahí sucede es real, ¿no?

22. Destroyer. Poison season.


Debo confesar que Kaputt, el anterior disco de Dan Bejar como Destroyer, aclamado por la crítica y en los primeros puestos de muchas de las listas de lo mejor de 2011, no me enganchó. Seguramente fuese culpa mía, puede que no le diese las oportunidades suficientes, pero me pareció un muy buen ejercicio de estilo carente de emoción. Y esa emoción es lo que le sobra a este Poison season, maravilloso. Partiendo de las mismas bases que Kaputt, con David Bowie de fondo de armario, metiendo incluso más saxos que en el anterior, y con las diferentes partes de la fabulosa Times Square de armazón argumental del disco, Destroyer consigue emocionarnos en practicamente todos los temas del disco, que fluye como un río durante sus más de cincuenta minutos de duración. Música atemporal de altura.

21. Fernando Alfaro. Saint Malo.


Fernando Alfaro, uno de los mejores letristas en castellano en la actualidad, descubrió en el 2014 que habían pasado 25 años desde la salida de su primer disco con Surfin Bichos -La luz en tus entrañas-, y, además de hacer una gira acústica cantando esas canciones antiguas, escribió las que formarían este Saint Malo el año siguiente. Quizás por ello el paso del tiempo es uno de los temas principales de este disco. Porque veinticinco años después, Fernando Alfaro es más viejo y más sabio. Ha ido abandonando ese lado oscuro y maldito que le caracterizaba y ahora nos canta sobre la vida, la cotidiana y la trascendente; sobre el amor; sobre el pasado y cómo sobrevivirlo, sobre seguir vivos y continuar viviendo, mientras haya aliento, mientras sople el viento. Y además de las letras, en Saint Malo Fernado Alfaro suena mejor que nunca. Un grande. 

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