I started out in search of ordinary things...

I started out in search of ordinary things...

sábado, 13 de diciembre de 2014

Discos del 2014 (IV)

35. Eels. The cautionary tales of Mark Oliver Everett.


Tras el rock marca de la casa del Wonderful, Glorious del año pasado, Eels nos trae ahora su lado más intimista y tranquilo, en la línea del End times. Igualmente disfrutable, si te gusta Eels claro está.


34. Woods. With light and with love.



Si aún no conoces a Woods, te estás perdiendo un grupo que lo tiene todo para convertirse en uno de tus favoritos. Sacan disco cada año, y todos son buenos. Yo me enganché a su folk psicodélico hace cuatro años, y aquí sigo, disfrutando. En esta ocasión vienen un poco más luminosos, más pop, también más setenteros, pero siempre recomendables. Eso sí, las portadas suelen ser bastante feas.

33. Tweedy. Sukierae.

Durante los primeros años de este siglo, Wilco pasó por una fase más experimental, bajo la producción de Jim O'Rourke, que le llevó a la publicación de A ghost is born, -para mí su obra cumbre-. A partir de ahí y hasta ahora se han instalado en cierto conformismo, lo cual no resta calidad a sus tres últimos discos, ojo, pero se ha perdido algo en el camino. Ese algo lo ha recuperado Jeff Tweedy saliendo por un momento del grupo madre, para grabar este disco homónimo con su hijo a la batería (dato entrañable por un lado y esclarecedor de lo mayores que nos hacemos por otro). 20 canciones donde los Tweedy tocan todos los instrumentos y hacen lo que les da la gana, sin olvidar que hablamos de un tipo que lleva 25 años haciendo canciones redondas (y las que le quedan). 

32. Real Estate. Atlas.



Un gran disco de indie rock. Imposible que no pueda gustarme, teniendo en cuenta que durante años he escuchado música de este tipo, y que las canciones me suenan a los Yo la tengo más melancólicos, a Seam más pop, a Luna, incluso a Lemonheads... Con esos referentes, en mi caso Real Estate juegan con cartas marcadas, por eso siempre ganan.

31. Andrew Bird. Things are really great here, sort of...


Andrew Bird es uno de los músicos con más talento del panorama musical actual. Un genio que ha creado su propio universo musical, apropiándose de las raíces de la música americana y mezclándola con pop, jazz, bossa, clásica y lo que se le ocurra en cada disco, con unas letras llenas de cultismos difíciles de entender, creando capas de violines superpuestas como si de guitarras se tratasen. Pero éste no es realmente un disco de Andrew Bird, sino de versiones de The Handsome Family, el grupo del matrimonio Sparks que lleva 20 años haciendo country gótico, y con el que precisamente descubrí a Andrew Bird, que tocaba el violín en In the air, cerrándose ahora el círculo con este disco. Andrew Bird dejá aquí pues el pop y el rock para aproximarse con respeto a estos clásicos ya del country, sin dejar por ello de dejar su sello en cada canción. Porque todo lo que saca este hombre es bueno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario