I started out in search of ordinary things...

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sábado, 13 de diciembre de 2014

Discos del 2014 (II)

46. Will Stratton. Gray Lodge Wisdom.


Simplificando al máximo, Will Stratton es un seguidor confeso de Nick Drake, virtuoso de la guitarra y de formación académica que acaba de superar un cancer que le ha tenido retirado dos años, tiempo durante el que escribió las canciones de este disco.

Escarbando un poco más, Gray Lodge Wisdom es un disco precioso, de ambiente tranquilo, para escuchar con tiempo -entra poco a poco- y para nada triste. Ideal para tardes de lluvia en casa. Y sí, es lo más parecido a Nick Drake que podemos escuchar ultimamente.

45. The Reigning Sound. Shattered.


Rock&Roll, Soul, músicos con experiencia que tocan bien, una producción de las de toda la vida, sonido limpio, buenas canciones pegadizas y más de dos o tres hits. No entiendo como Reigning Sound no pueden sonar en todas las emisoras de radiofórmula, vender un montón de discos.
Y solo por una canción como Never coming home ya merecen estar aquí. 

44. Spoon. They want my soul.


No soy fan de Spoon, solo llegaron realmente a engancharme cuando se pegaron ese empacho de Reverb y grabaron el Ga Ga Ga Ga Ga; mi cuota de rock de ese estilo la tengo cubierta con otros grupos que me dicen mucho más. Pero he de reconocer la calidad de sus trabajos, impecables, manteniendo su estilo propio, y puedo entender que tengan una legión de seguidores esperando cada nuevo lanzamiento, que por cierto nunca defrauda. Y este They want my soul no iba a ser menos. Mis favoritas son las que más me recuerdan al Ga Ga Ga Ga: Do you y Let me be mine.

43. Barzin. To live alone in that long summer.
Más que canciones, Barzin parece que crean atmósferas. Todo el disco parece patinado con una capa de melancolia que envuelve uniformemente las canciones, como la neblina que encubre la ciudad de la portada. La escucha completa del disco me provoca lo mismo que Windsor for the derby o L'altra, una belleza quieta, impasible y fría. 

42. The Afghan Whigs. Do to the beast.


Gentlemen, Black Love y 1965. Con estos tres discos sacados entre 1993 y 1998 Greg Dulli se ganó todo mi respeto y un lugar de privilegio en mi colección -sí, ya sé que falta el Congregation, pero en mi opinión personal éste todavía sonaba demasiado grunge-. Ya en este siglo Dulli ha seguido haciendo música como The Twilight Singers, con algunos discos a buen nivel que continuaban con su pasión por el rock y el soul, con esas guitarras afiladas y esa voz de aguardiente. Este año ha decidido resucitar a su grupo, aunque de la formación inicial solo le acompañe el bajista John Curley. No alcanzan ni de lejos el nivel de sus discos gloriosos, pero dieciseis años después suenan a Afghan Whigs, tienen buenas canciones y el disco no hunde la reputación del grupo. Y con eso a mí me basta.

41. The Antlers. Familiars.


Los discos de The Antlers no deberían escucharse según qué estado de ánimo se tenga en ese momento, si no se quiere correr el riesgo de quedarse después varias horas a oscuras en un rincón sentado en el suelo -si ya conoces Hospice, su inmenso disco sobre la enfermedad y los hospitales sabrás de qué hablo-. Son profundamente tristes, pero intensamente bellos. Aunque será apreciación mía, pero en ellos siempre encuentro también algún rayo de esperanza -por ejemplo en este último en Hotel-. Un disco tremendo.










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